Clara González Quinteiro nos pasa esta crónica de su experiencia de dos días en la Granja Escuela de Castropol.
El 17 de Mayo, los alumnos de la clase de 6ºB nos hemos ido de excursión, como viaje de fin de curso, a la granja-escuela de Castropol, 2 días.
Al llegar al colegio el día de ida, ni siquiera hemos entramos en clase, sino que nos fuimos directamente al sitio donde el autobús nos recogía.
Poco después, llegó el autobús para recogernos. Nosotros, subimos ordenadamente. Yo me senté al lado de Nuria, mi mejor amiga. Durante el viaje disfruté junto con Clara Rodríguez, Nuria, Cristina y Adrian Martínez de una buena ración de acertijos, chistes… y cosas por el estilo.
Cuando llegamos a la granja, todos (o por lo menos yo) nos sorprendimos ¡Era más grande de lo que habíamos previsto! Había cuatro casas. La nuestra, es decir, la de las chicas del Príncipe de Asturias, era la segunda, la que estaba en frente de la entrada de la granja; y los chicos compartían casa con el Xove en la casa…. Creo que en la casa número 3 .L a granja también tenía un comedor situado según entras a la izquierda; y a la derecha, había un camino que conducía a una pista de fútbol, y de frente una cancha de baloncesto. Detrás de la pista de fútbol, la granja, disponía de un pequeño recinto, el establo, donde además de haber caballos (Eo, Pio, Perico) también había vacas, ovejas, cabras, patos, conejos… ¡Y hasta un burro llamado Farruquito! Más atrás, detrás del establo, había un invernadero y al lado un huerto. Antes del huerto había un taller donde había futbolines, juegos de mesa…
Continuando ya con nuestra experiencia en la granja-escuela, os puedo contar que nada más llegar, escogimos litera y dejamos las maletas en la habitación. Yo estaba situada en una de las dos literas (4 camas) que podías observar según entrabas y el resto en la agrupación de literas que había frente a las 2 literas. Sin embargo, observé que en esa especie de agrupación de literas había una litera con la cama de arriba libre, así que me fui hacia allá, aunque, sinceramente, me daba igual dormir en la cama de arriba que en la de abajo. Pero resulta que Clara R. y Nuria me llamaron para proponerme un cambio: Cambiarme con Jazmín para que las dos pudiéramos estar con nuestras amigas y yo acepté. Total que dormí debajo de Nuria (porque lo echamos a suertes), y al lado de la monitora.
Después, nos mandaron ir al taller. Otras chicas y yo no teníamos ni idea de donde se encontraba así que decidimos seguir a otros compañeros que parecían más decididos.
Los seguimos y llegamos al campo de fútbol donde otros niños de otro colegio jugaban, como es obvio, al fútbol. Pronto me percaté de la presencia de una monitora llamada “Tachi” que nos explicó que éramos suficientemente mayores para que no podamos comer chicle, pero nos advirtió que tuviéramos cuidado porque no quería problemas.
Esa monitora (Tachi), nos llevó al taller, donde otra monitora llamada Estrella nos enseñó las normas básicas, el horario y un dibujo de la granja para que nos situáramos. Después nos pusieron en fila y nos dijeron un número, yo era el uno ya que era la primera de la fila, así que me tocó junto con: Andrea, García (Adrian García), Daniel, Jhonatan, Alba, Antonio, Fiorella, Karen, Patricia y Coral en el grupo de Cris. Los otros dos monitores eran Cristina y Fabi (Fabián). Nuestra monitora (Cris) nos dijo que le dijéramos nuestro nombre, si teníamos algún tipo de enfermedad, alergia... y que pensáramos en un nombre para el grupo. Antonio decidió que nos llamáramos “Los Guays”, y puesto que los demás nombres que propusieron eran patéticos, decidimos llamarnos así.
La primera actividad que hicimos, fue investigar el invernadero, lugar donde hacía mucho calor. Luego fuimos al huerto donde había alcachofas, ajos-puerros, fresas...
Como segunda actividad hicimos tiro con arco. Como sólo había cinco arcos y éramos 10, mientras unos tiraban, otros estaban acariciando a los mansos y cariñosos perros que antes se me ha olvidado mencionar, cuyos nombres eran Rex y Noa. Rex era un poco más agresivo que Noa, pero qué se le va ha hacer.
Lugo tuvimos tiempo libre, en el que yo jugué al fútbol, aunque es un poco aburrido jugar con chicos por qué no te la pasan nunca, pero es lo que hay y lo tienes que aceptar porque obviamente van a seguir haciendo lo mismo.
En la tercera actividad hicimos velas con panel de abaja natural y un hilo. También utilizamos arcilla para hacer un molde. Yo hice una tarta, o mejor dicho, hice un desastre total.
Después montamos a caballo. Yo me monté la 1ª. Ya me había montado otras veces así que no fue una experiencia muy emocionante que se diga. La primera vuelta tuve un poco de miedo, porque la silla se movía mucho, pero en la segunda vuelta me acostumbré y el miedo se me pasó.
Volvimos a tener tiempo libre, en el que nos dieron de merendar un bocadillo de nocilla, y después hicimos pan, yo iba a hacer mi nombre como figura, pero el tiempo se acababa y no me salía así que hice mi inicial sobre un poco de masa aplastada que tenia forma del P. de Asturias.
Más tarde fuimos a la tirolina. No os creáis que era la típica tirolina que está a media metro del suelo y tiene que empujar alguien como la del parque Isabel la Católica. No, esta tirolina estaba a unos cinco metros de altura del suelo. Imaginaos lo alta que era que yo, al principio, pensé que era un cable de la electricidad.
Cambando de tema os puedo contar que después tuvimos atención a animales. Había que dar de comer a los animales y ordeñar las vacas. Yo le dí de comer a Eo el primer caballo. Luego fui a ordeñar la vaca. Era una sensación rara puesto que tenía un tacto muy raro, pero después de un rato te acostumbras.
Luego nos fuimos a duchar. Los primeros no tuvieron problemas pero los últimos (como yo) nos duchamos con agua fría.
Después fuimos a la disco, pero antes jugué al futbolín con Clara R y contra Karla, que nos ganó; a continuación, hicimos dos juegos de broma en los que acababas tirado en el suelo o lleno de harina; luego jugamos a “bomba” pero con un pañuelo y perdía quien tuviera el pañuelo cuando acabase la música y, por fin, empezamos la disco, algunos bailaban y otros como yo hacían el tonto, porque sinceramente bailar no es lo mío.
Llegada la noche, nos fuimos a la cama y yo extrañamente dormí toda la noche estupendamente.
Como no me quiero alargar demasiado, os contaré resumidamente lo que hicimos al día siguiente, primero hicimos una larga y cansada caminata hasta el puerto de Castropol y montamos en barca hasta Galicia, en el viaje nos explicaron muchas cosas, como el nombre que recibe el puente que separa las provincias de Asturias y Galicia ( el puente de los santos) luego nos paramos en un parque, donde me compré un Coyak ( Chupa-Chus con chicle dentro). Regresamos a la granja escuela para comer unos espirales con mahonesa y algo más que no recuerdo por la tarde montamos en bici, como había pocas bicis nos dividieron en dos grupos y nos dijeron que el segundo grupo, iba a parar unas cinco veces, el monitor nos pregunto, quien sabia montar bien en bici y levantamos la mano tanto chicas como chicos a pesar de esto el monitor metió en el grupo que no iba a parar a todos los chicos y a sólo 6 de las chicas, Andre, yo y más chicas nos sentimos ofendidas y se lo fuimos a decir a una monitora pero no nos hizo caso, así que se lo fuimos a decir a Aurora, que hizo que el monitor nos mezclara. Al final ningún grupo paró, pero a muchas chicas nos pareció una discriminación enorme.
Para finalizar, en el autobús que nos llevaba de vuelta a casa, no pasó nada interesante. Excepto que conseguimos que Javier nos pusiera el examen de Cono el viernes en lugar del jueves como estaba previsto.
Al llegar al colegio abrazamos a nuestra madre o nuestro padre y empezamos a contarle la experiencia.
En resumen: ¡¡¡ Fue una experiencia genial!!!